Una cierta noche de julio

La lluvia se precipita desde cientos de metros en el aire, acelera su caída y golpea sin piedad el techo sobre mí. Hay un instante de luz y silencio; yo aguanto la respiración y  mi cuerpo se tensa hasta que el trueno hace que el aire retumbe, el suelo tiemble y mi corazón se encoja. Las ventanas amenazan con romperse, el viento incansable empuja contra las paredes. ¿Y si me aplastan?
Tormenta: ojalá nunca terminaras. Podría inundar mis miedos, mis dudas y mi dolor, podría llegar navegando a cualquier lugar.

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